Experiencia comunitaria Wenilere Cardenense: prácticas culturales resilientes en escenarios complejos.

Por: Alberto Abreu Arcia

La experiencia comunitaria Wenilere Cardenense se inserta en un espacio físico donde su población, predominantemente afrodescendiente, está inmersa en condiciones de vulnerabilidad[1] las cuales configuran a sus pobladores como un “grupo social marginado”. Aquí asumimos el concepto de vulnerabilidad tal y como lo asume Mayra Paula Espina Prieto cuando lo define “como una situación en la cual personas y hogares se encuentran en una condición límite en cuanto a sus posibilidades de satisfacción de necesidades, con muy baja capacidad para enfrentar cambios y eventualidades que, de producirse, los situarían inmediatamente en la pobreza” (Espina 2008, 177).

Tal problemática tienen un carácter transversal y multidimensional dada las variables tan heterogéneas que en ella confluyen y se entrecruzan como las de género, la clase, religión etc.

Según constatamos en los diagnósticos, encuestas, entrevistas y observaciones realizadas nos encontramos ante un escenario donde la reproducción de la pobreza en la población afrocubana resulta un elemento clave. De gran utilidad para el reconocimiento de esta problemática, los factores que la condicionan; así como para el diseño de nuestra lógica de intervención han sido los conceptos: brechas de equidad racializada (Espina) y el de dimensión racial en los procesos de reproducción de la pobreza (Zabala). Igualmente, los estudios realizados por otros prestigiosos cientistas sociales como Rodrigo Espina Prieto, Pablo Rodríguez Ruíz, Zuleica Romay, Yulexis Almeida Junco y Esteban Morales se convirtieron en referentes teórico-metodológicos imprescindibles para nuestro trabajo. Sus investigaciones, en el campo de la equidad, la diversidad e inclusión no sólo incorporan la variable raza, sino que nos proponen un grupo de conceptos como: grupos vulnerables, desventaja social, población en riesgo de pobreza, pobreza de ingresos, etc. Los cuales han resultado de gran operatividad conceptual y metodológica para el diseño y análisis de nuestras prácticas, aprendizajes y las transformaciones sociales, económicas, culturales que estamos acometiendo.

Como somos una experiencia comunitaria de articulación y transformación integral con énfasis en lo sociocultural que trabaja por la preservación y revitalización de las tradiciones afrocubanas. No podemos soslayar que muchas de las problemáticas recogidas en nuestro banco y árbol de problemas están estrechamente ligadas a la sostenibilidad de estas tradiciones religiosas, así como a las zonas de riesgos en que están inmersos sus pobladores como conductores socio-culturales y practicantes de estas tradiciones religiosas.

Como se reconoce la “Convención para Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial 2003”, de la UNESCO:  

[…]los procesos de mundialización y de transformación social por un lado crean las condiciones propicias para un diálogo renovado entre las comunidades pero por el otro también traen consigo, al igual que los fenómenos de intolerancia, graves riesgos de deterioro, desaparición y destrucción del patrimonio cultural inmaterial, debido en particular a la falta de recursos para salvaguardarlo.”  (Textos Fundamentales de la Conención para Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, 2003, Edición 2018, UNESCO 2018, p.3).

Tal como se define en el artículo 2 del citado documento, entendemos aquí “patrimonio cultural inmaterial”

[…] los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana.  (Textos Fundamentales de la Convención para Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, 2003, Edición 2018, UNESCO 2018, p.3).

Hablamos no sólo de cantos, bailes y sus ancestrales maneras de interpretarlos, también de hábitos culinarios, tradiciones y saberes trasmitidos y preservados de manera oral los cuales, según el diagnóstico realizado responden a procesos de desarrollo autónomo y que constituyen la fortaleza de la comunidad. Los mismos en la actualidad se encuentra en situación de deterioro con riesgo a su desaparición y destrucción, por el mal estado del fondo habitacional, la falta de recursos para presérvarlos y la no existencia de una articulación entre las autoridades de Cultura, Gobierno y la Asociación Yoruba con la comunidad para salvaguardar y revitalizar las tradiciones culturales afrocubanas.

En consecuencia hemos comenzado a trabajar en el diseño de una plataforma que posibilite la articulación de estos actores para, en medio de nuestros limitados recursos, fortalecer procesos participativos a nivel local con la voluntad de preservar de este patrimonio.

De gran utilidad, ha sido el asesoramiento metodológico en las áreas relacionadas con el trabajo de las casas de santo, las casas templos y las historias de vida de las santeras que hemos recibido del Departamento Estudios Socioculturales, de la Universidad de Matanzas y de la Cátedra de Estudios Multiculturales Fernando Ortiz a través del Lic. Andrés Rodríguez, profesor en la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo quien nos facilitó su “Guía de entrevista para la caracterización de la Casa Templo”.

Con dicha guía, como herramienta, comenzamos por identificar las nueve casas de santos que existen en la comunidad. También trabajamos en su señalización. Partiendo del precepto de que estas casas de santo, constituyen dentro de la comunidad, espacios generadores saberes, valores y comportamientos ético-religiosos. Independientes del reconocimiento de las autoridades oficiales, y su confort. Sólo son un espacio sociocultural de reconocimiento de la comunidad. En esta misma línea, trabajamos en la confección de las historias de vida de dos santeras que llevan más de 30 años como practicantes. Poseedoras de un saber que urge preservar pues forma parte de muestra memoria.

Otros de los objetivos específicos de Wenilere Cardenense es visualizar la enorme contribución de los negros y negras, mulatas y mulatos a la fragua de la nación cubana y a los perfiles definitivos de nuestra identidad nacional; tomando como punto de partida la historia de la localidad, las innumerables sublevaciones y gestos de cimarronaje que, durante los siglos XVIII y XIX, protagonizaron miles de africanos y sus descendientes, esclavizados en el territorio de Cárdenas en busca de su emancipación.

El sitio histórico más emblemático en este sentido está enclavados en el espacio geográfico donde desarrollamos nuestra experiencia comunitaria. Se trata del monumento a los fusilados  el 1 de octubre de 1844 en la plaza de Souberville (hoy Plaza Malacoff), acusados de participar en la conspiración de La Escalera. Se trata de un monumento totalmente desatendido, cuyo valor patrimonial y significación histórica era de desconocimiento no sólo para los miembros de la comunidad, sino también para otras entidades como el CIMEX y Servicios Comunales encargados de su cuidado.

En varios encuentros con los líderes y liderezas de la comunidad conversamos sobre la historia de este monumento y de inmediato surgió la propuesta de encargarse de su cuidado. En la actualidad hemos realizado allí varios trabajos voluntarios

El pasado 27 de noviembre (2020) el grupo Oba Ilé que forma parte de nuestro  catalogo artístico y varios practicantes y líderes religiosos de la Regla de Ocha, Palo de Monte Abakuá de la comunidad ofrecieron, allí en la tarja, un Tambor de Agua en memoria a los fusilados en este sitio y los cinco ñáñigos que murieron al intentar rescatar a los ocho estudiantes de medicina.

En esta misma línea estamos trabajando en la localización de un Depósito de Cimarrones que -según asegura la historiadora de la ciudad- existió en esa zona.

Otra de nuestras líneas de trabajo tiene que ver con el desarrollo de estrategias de impulso a emprendimientos de desarrollo local, redes de empoderamiento familiar, capacitación comunitaria y la autogestión como punto de partida para el mejoramiento de la calidad de vida en la zona donde se enclava nuestra experiencia comunitaria y del desarrollo de nuestra localidad.

En este punto hemos identificado a 15 los líderes y lideresas (8 mujeres y 7 hombres) los cuales han participado en dos talleres de Capacitación de Liderazgo. El primero impartido por la Red Barrial Afrodescendiente y el segundo por especialistas del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo.

Recientemente (01/08/2021- 16/08/2021) realizamos el taller de confecciones de prendas de vestir y manualidades impartido por la francesa caribeña Khety Ibalot Sylviane (estudiante en doctorado y presidenta de la asociación USCAR Fraternité Caribéenne). Debido a la situación provocada por la pandemia tuvimos que restringir el número de participantes para poder cumplir con las medidas de distanciamiento exigidas. Como resultado de este taller nació el emprendimiento de mujeres Oshun So Confecciones. El cual es el primer fruto de un grupo de acciones destinadas al empoderamiento de las mujeres de la comunidad. Oshun So Confecciones tiene como línea fundamental la elaboración de objetos artesanales, prendas de vestir y otras que realcen la belleza y autoestima de las mujeres negras y la conecten con sus ancestros e historias de resiliencia. En cuanto a los nasabucos producidos en las sesiones de trabajo de taller posteriormente los donamos al Asilo de Ancianos de Cárdenas. Esta institución estaba saliendo de una situación epidemiológica compleja. Tras un brote reciente donde fueron detectados 36 casos de covid fundamentalmente entre los ancianos y ancianas.

 Amén de las excesivas precauciones de distanciamiento tomadas por nuestros anfitriones del Asilo de Anciano, de Cárdenas. La actividad no sólo que limitó a la presentación de Obá Ilé sino que se transformó en un intercambio cultural donde también participó t un dúo de ancianos. Según manifestaron, los médicos de la Brigada Henry Reeves, las trabajadoras sociales y la dirección de esta institución en entrevistas realizadas por la periodista de la emisora Radio Cuidad Bandera; la actividad fue un incentivo espiritual y, por unos minutos, contribuyó a aliviar las tensiones acumuladas durante las últimas semanas. Generó sentimientos y emociones positivas, liberó energías reprimidas y fortaleció la autoestima.

Un hecho a destacar en esta actividad la cual también pretendimos homenajear el 60 cumpleaños de la UNEAC, fue la participación del grupo de rumba Oba Ilé perteneciente al catálogo artístico de Wenilere Cardenense cuyas producciones musicales en estos tiempos con números que, denotan un perfecto dominio de los códigos del género (la rumba) han funcionado como una crónica de estos tiempos de pandemia. Los guaguancó compuestos por Oba Ilé en homenaje a las vacunas Abdala, Mambisa y Soberana resultan de una alta calidad estética y han devenido en un dispositivo cultural de reconocimiento al personal científico que participó en su elaboración, al tiempo que instan a la comunidad al autocuidado.

Otro de los objetivos específicos de Wenilere Cardenense es estimular la creación de espacios para la reflexión y el diálogo sobre aspectos relacionados con la equidad y la inclusión social, el respecto a la diferencia, y la no discriminación por cuestiones de raza, género, territorio e identidades sexuales, y por la no violencia hacia mujeres y niñas.

Una de las acciones más importantes realizadas en esta línea fue la realización del Festival Infantil de identidad y belleza Amo mi negritud (12/12/2020) en interrelación con el proyecto Azabache de la Iglesia Prebisteriana de Cárdenas y el salón de belleza Afrotalla. Con el objetivo de resignificar la belleza física que siempre se ha adjudica a patrones euronorteamericanos. Y desmontar un grupo de estereotipos, muchos de ellos denigrantes contra el pelo y las facciones de las personas negras que se reproducen en el imaginario popular y en los medios de difusión.

Por otra parte, el festival en sí estaba compulsado por problemáticas de discriminación racial muy especificas que se estaban dando en territorio y que los tres proyectos de conjunto (Azabache, Afrotalla y Wenilere Cardenense) nos dimos a la tarea de diagnosticar. Después de muchos meses sin trabajar por la situación pándemicas, las escuelas primarias en el municipio habían empezado las clases. Y se dieron un grupo de situaciones de lenguajes racistas al referirse al cabellos de los niños y las niñas negras y la forma en que debía presentarse en la escuela. Que si debían realizarse el desriz, pelarse de esta o esta otra manera

El festival Amo mi negritud, intentó crear un espacio para que los niños y niñas pudieran verbalizar esos dolores y que encuentren un espacio seguro de sanación y de reafirmación de su identidad racial. El programa contó con conversatorios, testimonios y prácticas del cuidado del cabello afro,  y incluyó también tuvo la participación, en calidad de invitado, el estilista y rapero Roberto Alvarez “El Niho”, y las peinadoras de la comunidad de Wenilere Cardenense que pelaron y peinaron gratis a los niños y niñas y demás personas asistentes.

Desde estas acciones intentamos construir espacios de equidad social y una ciudadanía participativa y responsable capaz de influir en los procesos de desarrollo local y comunitario.

Por otra parte, en estos últimos meses hemos centrado nuestras nuestros esfuerzos gestionar ayuda para las tres personas encamadas, los 11 impedidos físicos, las dos personas enfermas de VIH, las madres solteras que existen en la comunidad. Ellos llevan sobre sus espaldas una carga insostenible, y que son los terribles impactos de la pandemia y de aguda crisis económica por la que atraviesa el país que han venido a exacerbar las condiciones de pobreza y vulnerabilidad en la que viven.

Incentivar  el ejercicio de buenas prácticas relacionadas con el amor a la naturaleza y la cultura medio ambiental. Tomando como punto de partida la espiritualidad y ancestralidad de las religiones afrocubanas donde los orishas encarnan distintos elementos de la naturaleza (Yemayá y Olokun) el mar; Oshun, (el río); Osaín (dueño del monte y quien conoce el poder curativo de las plantas. Resulta clave para lograr las transformaciones socioculturales que aspiramos en un escenario tan complejo como el espacio comunitario de Wenilere Cardenense cuya población vive en condiciones de desventaja social y son visibles los indicadores que denotan grandes brechas de equidad racializada.( Mayra Espina Política social en Cuba, p 67)) .

A través de la ayuda gestionadas por nuestra experiencia comunitaria hemos podido adquirir un grupo de artículos de primera necesidad con los cuales hemos conformados modestos módulos que hemos repartidos entre estas personas. Igualmente realizamos gestiones con la Iglesia Presbiteriana-Reformada “Juan G. Hall” en Cárdenas para que incluyera en su programa de Alimentación a dos ancianos en viven en condiciones de total desamparo. Atendemos también a una madre soltera, con tres hijos pequeños y uno recién nacido que inmigró a la comunidad proveniente de la provincia de Santa Clara.

De aquí se deriva otro de los objetivos en el que hemos venido trabajado: elevar la calidad de vida de las personas y familias que residen en la comunidad tomando como centro la agroecología, la seguridad y la soberanía alimentaria como vías de satisfacer no sólo sus necesidades alimentarias, sino también generar fuentes de empleos, lograr la sostenibilidad del proyecto y la salvaguardar del patrimonio cultural histórico afrocubano tangible e intangible.

Sin embargo, con insistencia y sin resultado alguno, hemos solicitado a las autoridades competentes del municipio varias héctareas de tierras para poder llevar adelante este objetivo.  El silencio ante esta demanda no ha sido un obstáculo. Todo lo contrario. Continuamos trabajando en lo que hemos identificado como una primera fase en este camino, donde focalizamos las acciones de sensibilización y capacitación de la comunidad.

De gran utilidad ha resultado la noción de ecobarrio entendida como estrategia de planificación urbana, que supone la apropiación del contexto sociocultural e histórico en la búsqueda de un desarrollo urbano sostenible desde preceptos de igualdad en los escenarios de inclusión social y accesibilidad a las infraestructuras tangibles e intangibles, que conlleven al mejoramiento en la economía, el uso adecuado de los recursos naturales y equilibrio con el ecosistema.  Dicho referente teórico nos permitido comprender como, en el caso del espacio físico donde en que desarrollamos nuestra experiencia comunitaria (donde la situación con los drenaje las aguas fluviales, zanjas, alcantarillado y el deficiente servicio de agua potable resulta tan crítico) la desigualdad medio ambiental también está estrechamente asociada a estas brechas de equidad racializada.

Desde el 2020, y  a pesar de las restricciones de movimiento impuestas por la pandemia, hemos sostenido un grupo de encuentros con representantes del CITMA, la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, la delegación municipal de la Agricultura en Cárdenas. Elaboramos una programación de visitas y reuniones con a organopónicos y líderes de experiencias agroecológicas exitosas tenidas como referencias a nivel nacional como es el caso de las fincas “El Retiro”, del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, la “Finca Coincidencia” y el proyecto sociocultural agroecológico “Victoria Felis”. En estos últimos encontramos la solidaridad, inspiración y el impulso para seguir adelante a pesar de las trabas que hemos encontrado en nuestras gestiones.

Hemos participado en varios talleres on line como la segunda edición del taller “Agroecología desde casa” (23 al 27 de agosto, 2021) organizado por la Red Juvenil Ambiental de Cuba de las Brigadas Técnicas Juveniles y el Grupo de Jóvenes Agroecológicos de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF)

También hemos identificados los patios y parcelas disponibles en la comunidad para llevar adelante esta práctica.

Como ven las redes sociales han jugado un rol importan de no sólo en el proceso de incorporar nuevos aprendizajes en estos tiempos de pandemia; sino que han sido de gran utilidad para visibilizar las actividades que realiza nuestro proyecto, compartir convocatorias, forjar alianzas, y promover las producciones artísticas realizadas en la comunidad, etc.

Tenemos una página de facebook www.facebook.com/wenilerecardenense Lamentablemente por problemas del bajo poder adquisitivo, una segmento muy reducido de los líderes y lideresas de la comunidad poseen los recursos tecnológicos imprescindible para acceder a la misma.

En la actualidad, y tan pronto las condiciones epidemiológicas lo permitan, realizaremos los talleres previstos desde el año pasado en el barrio. Ellos tienen la finalidad de sensibilizar y capacitar a la comunidad en cuestiones agroecológicas. Y de constituir equipos de facilitadores, capacitados técnica y metodológicamente para conducir procesos de motivación y formación, convenientes al desarrollo agrario sostenible, en forma de cascada. Los métodos participativos responderán a los principios de la educación popular, que son bien asumidos por los dos facilitadores y articuladores más importantes del proyecto.

Los obstáculos fundamentales para nuestro trabajo están dado fundamentalmente por la inexistencia de un presupuesto para la realización de nuestras actividades. Y la falta de reconocimiento por parte de las autoridades locales a nuestra experiencia comunitaria.

Bibliografía:

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Publicado por afromodernidad

Intelectual afrocubano, activista contra la homofobia y la discriminación racial. En el 2007 obtuvo el premio Casa de las Américas en ensayo artístico literario por su libro Los juegos de la Escritura o la (re) escritura de la Historia. Ha publicado otros libros como: El gran mundo (cuentos), Virgilio Piñera. Un hombre una Isla (Premio UNEAC de ensayo, 2000) La cuentística de El Puente o los silencios del canon narrativo cubano (Aduana Vieja, 2016) y Por una Cuba negra. Literatura, raza y modernidad en el XIX (Editorial Hypermedia, 2017).

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